Probé ser mamá para darme cuenta de que mi responsabilidad con Alonso no está en darle todo ni hacerlo feliz sino en acompañar y compartir su camino, su crecimiento hacia una persona auténtica. ¡Él es mi más grande regalo!
Probé emprender muchas veces y mis fracasos y aciertos me enseñaron herramientas para guiar a otros en sus proyectos.
Probé compararme y mi camino se hizo pesado.
Probé ser yo y no supe cómo, así que empecé a conocerme a través de la meditación, la escritura, ser más conscientes y estar más presente.
Sin darme cuenta “no saber” se convirtió en aliado de mi intuición para llevarme a los lugares que me hacían sentido.
Después de mucho «probar» y muchas crisis existenciales de esas en donde googleas hasta tu nombre, comencé entonces a dejar ir esa versión de mí que sentía que debía cumplir las expectativas de los demás y empecé a conectar conmigo, cultivar mi valor y encontrarme en cada respiración.
Muchas veces, cuando nos sentimos desanimados o incómodos, en el fondo tenemos la certeza de ir tras eso que nos emociona. Entendí que no sentirme bien era una señal para escuchar mi corazón y moverme.
Entonces, empecé a respirar mis sueños. Conecté alma, mente y espíritu a mis deseos para empezar a hacerlos realidad.
Lo que a muchos les ha parecido “falta de constancia”, “inquietud”, “inconformismo”, «inestabilidad», en realidad era mi corazón mostrándome el poder que tengo para ver posibilidades, para soñar.
Hoy quiero inspirarte a conectar contigo, elegir con libertad, comenzar a hacer lo que te hace sentir bien y respirar tus sueños.